lunes, 2 de mayo de 2011

Menos diferentes, Más iguales

Tercer informe, exposición fotográfica.
Por Pedro Cruells

“En efecto –y quiero insistir en este punto– la comparación que he hecho no se basa en una similitud puramente externa y superficial. Las actitudes psicológicas y sociológicas en juego son las mismas, es realmente la misma actitud mental la que nos hace valiosas nuestras alhajas de familia y la que les hace valiosos a los nativos de Nueva Guinea su vaygu´a (objetos preciosos Kula).”[1] 



 



Las dos fotos que presento muestran una gran similitud. Nos muestran una pareja de hermanos, si bien es cierto, las diferencias físicas son claras, no queremos hacer una “comparación… puramente externa y superficial”.
La cultura de cada país entrega pautas de comportamiento. El orden y el trato familiar también está reglamentado, en otras culturas es más severo como en el caso de los árabes, los jefes africanos con un gran número de esposas y el caso occidental  monógamo, también son ejemplos de distintas características sociales.
Sin embargo, la relación que vemos representada en la foto (de dos hermanos) es muy similar entre una y la otra. “Las actitudes psicológicas y sociológicas en juego son las mismas, es realmente la misma actitud mental…” El orden social está presente en las dos culturas aquí representadas. Es este el aspecto que las hace similares, más allá de la actitud de protección de una hermana mayor hacía su hermano menor. Todo esto desde el punto de vista empírico.
Estas afirmaciones las podemos hacer luego del estudio de cada cultura: la foto 1 representa una cultura claramente occidental, donde sabemos que el orden social está presente. El caso de los nativos no debería llamarnos la atención: tenían un orden no tan pulido como el occidental actual, sin embargo, si tenían un orden cultural. El hombre se preocupaba de la caza y de hacer armas, mientras que la mujer se preocupaba de aspectos digamos más caseros de la vida cotidiana.
Claramente cada cultura tiene aspectos que la hacen distinta de otra, pero a grandes rasgos son parecidas. Este punto es el que me llama la atención: dos realidades que a simple vista nos parecen casi opuestas, es cosa de analizar unos cuantos minutos y descubriremos los puntos que las hacen más cercanas y acaban con fronteras que realmente se acaban con el entendimiento y respeto del otro, esta complicada tarea se logra de esa forma. Internet crea una cercanía entre sociedades lejanas, pero aceptar la creación del otro por la diversidad, realmente acabará con los límites que como sociedad hemos creado, separándonos y agrandando aún más las distancias ya dadas por la naturaleza.
Es importante que veamos las similitudes antes que las diferencias al momento de observar culturas. Si este es el prisma por el cual analizamos socialmente, tendremos un mayor entendimiento de los procesos, podremos entender tanto al otro como a nosotros mismos. Si esta es nuestra posición inicial, una buena disposición, facilitará siempre el entendimiento en este tipo cosas. Al momento de analizar las similitudes los resultados serán siempre más gratificantes que al ver diferencias, que como vimos en el análisis no son sustanciales.


[1]  Constructores de Otredad, Boivin. Página 85 

domingo, 1 de mayo de 2011

Fuego Quema y Condiciona

Segundo informe, documental.
Por Pedro Cruells

Estuvimos leyendo textos en la clase de  Técnicas de la expresión oral y escrita. En un principio nos preocupamos de aclarar las dudas sobre cualquier palabra que no conociéramos (esto entorpece la lectura, la palabra no se lee con seguridad). Luego de reconocer todas las palabras, tuvimos que leer el poema de  Pablo Neruda: Las Palabras.

A pesar de que llevo 21 años hablando y manejando el lenguaje, sin muchas complicaciones, leer este párrafo se hizo complicado. ¿Por qué? Básicamente porque nunca antes lo había leído.

El manejo tanto del lenguaje (representado en la lectura en voz alta y fluidez de la entrega del mensaje) como del fuego, precisamente en este tema, depende del conocimiento que tengamos de uno como del otro, y del contacto que en forma previa tuvimos.  

Al hacer que dos personas (una con mayor control del lenguaje que la otra: este manejo condicionado por la edad) lean un fragmento de cualquier parte sin una lectura previa, nos mostrará las diferencias entre un sujeto y otro. Caso similar se nos presenta en la película: “Quest for fire”, en este caso es el contacto previo y conocimiento mas exhaustivo del fuego, el que condiciona lógicamente el actuar de cada homínido frente a las llamas.
Llama la atención como el manejo del fuego (entiéndase en este sentido: prender fuego con instrumentos, mantenerlo prendido, hacerlo crecer, etc.) es un factor importante en el desarrollo cultural de cada tribu que vemos representada en el film.

Es el dominio del fuego el que hace diferencias en cada grupo, en el primer caso vemos como llega una tribu con su cuerpo completamente cubierto de pelos a robar el fuego, porque entiendo yo, les llamaba la atención. La tribu a la que querían robárselo conocía el fuego, sin embargo, no lo dominaba. No sabía como prenderlo, por ejemplo. Me llama la atención una imagen que luego de arrancar todos, el hombre que se queda con el fuego se mete por el agua no con mucho cuidado, esto representa el poco conocimiento que tenían de este fenómeno natural.

Cuando salen a buscar el fuego por el mundo desconocido, siguen el humo y se encuentran con un grupo de homínidos de una cultura un poco más compleja, esto representado en la posesión de mujeres rehenes al parecer para rituales y luego ser comidas[i].

El último grupo representado tenía un conocimiento y un manejo del fuego que para el protagonista del film fue, por decirlo poco, impresionante.

Es en este crecimiento del conocimiento, en esta creación de cultura es que vemos el evolucionismo, la diferenciación y caracterización de distintos pueblos, representados en la película vista como grupos de homínidos.

El contacto frecuente con el fuego permitió que las tribus pudieran desarrollar una cultura alrededor de éste. Una especie de manejo de este fenómeno, podemos ver que les facilitó mucho la vida a los primeros habitantes de la tierra.







[i]  Boivin, Mauricio. Constructores de Otredad (2004) P. 26

domingo, 24 de abril de 2011

Una mirada al evolucionismo cultural

II Parte Grupal Prueba 
  •   Explique qué significa que la diferencia entre las culturas obedece a un "grado de evolución"

La teoría de “evolucionismo cultural” nace en la antropología hacia fines del siglo XIX, y entre los “clásicos” de esta corriente se encuentran: Edward B. Tylor, Lewis Henry Morgan y Sir James Frazer.
En “La Sociedad Primitiva”, publicado en 1877, Morgan describe la historia de la humanidad como una evolución continua marcada por unas etapas sucesivas. Señala que la civilización puede ser considerada como el perfeccionamiento general de la humanidad mediante una más alta organización del individuo y de la sociedad, hasta el punto de promover simultáneamente la bondad, el poder y la felicidad del hombre.
Evolucionismo cultural.
Fuente: http://www.samaelgnosis.net/imagenes/signos/culturas.htm
En este sentido, la teoría del evolucionismo sostiene que cada cultura manifiesta un grado particular de evolución, lo que significa que las culturas son “superiores” o “inferiores” en cuanto a civilización. Para los evolucionistas, las sociedades culturales deben pasar por etapas para alcanzar un mayor progreso.
En el filme “La guerra del fuego” de Jean Jacques Annaud [3] queda en evidencia la coexistencia de culturas en diferentes estadios de progreso cultural. La cinta pone énfasis en la reacción de los Ulam cuando notan la existencia de antropófagos o cuando observan singulares viviendas. Se percibe en la cinta la heterogeneización de las culturas a partir de su transcurrir por las diferentes escalas de progreso.
Frente a la verificación de que, en un mismo rango temporal, hubo tribus con mayor progreso cultural que otras, el desarrollo “La Guerra…” registra el aprendizaje de los Ulam, a través del rol de Naoh y sus acompañantes. Estos últimos aprenden a reír, a entenderse con los mamuts, a usar efectivas armas: Adquieren esos atributos que la tribu de los Ivaka poseía, que los hacía diferentes y que los ubicaba en un vórtice superior.

“Para Malinowski, la diversidad no implica una sucesión temporal, ni tampoco un ordenamiento causal entre culturas. Ninguna cultura es causa o efecto de otra…”[1].

El aprendizaje mantiene un constante “feed-back” entre los participantes, al igual que el proceso de comunicación, desde su estructura más simple (dos interlocutores) hasta una macro-estructura como el aprendizaje cultural entre sociedades. 
El mundo como aldea global.
Fuente: http://disenando.wordpress.com/2008/09/27/culturas-hibridas/
En un mundo convertido en una aldea global, donde todos los países tienen contacto casi inmediato con sus vecinos, es necesario aceptar este hecho: cada acción tendrá una repercusión en el otro. El crecimiento de las sociedades que no posean una evolución cultural superior, estará condicionado por su relación con las sociedades que sí tienen un mayor grado de evolución.
Es entonces, necesario aceptar la diversidad cultural como una característica del mundo actual. 

“Es preciso rechazar contundentemente la crítica de la diversidad cultural como causa de conflictos.  Son los intentos de suprimir la diversidad lo que genera los problemas, cuando se exalta "lo propio" como lo único bueno, lo verdadero, y se mira a los otros como infieles a convertir, si es necesario por la fuerza” [2]

La tribu protagonista de “La Guerra …” desarrolló nuevas habilidades que les sirvieron para seguir sobreviviendo en un mundo que se les presentaba desconocido y peligroso. Si bien es cierto, en este momento no podemos hablar de un mundo desconocido y peligroso, la necesidad de aprender de las sociedades más “evolucionadas” es un punto que no podemos desconocer.
El futuro de las culturas dependerá de la coexistencia adecuada de estas. El desarrollo político y económico está ligado al crecimiento cultural, y este último existtirá según lo que podamos aprender y entregar en nuestra relación con las demás sociedades.



[1] Constructores de Otredad, Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad, pág.60.
[2] Organización de los Estados Iberoamericanos, “Diversidad Cultural”. Disponible en http://www.oei.es/decada/accion.php?accion=12, consultado el 21/04/2011.
[3] Filme "La Guerra del Fuego" (1981) Dirigida por Jean Jacques Annaud

sábado, 23 de abril de 2011

Sonría, lo estamos fotografiando

Tercer informe, exposición fotográfica.
Por Piero Saavedra
Lo que quizás más llama la atención de la exposición fotográfica “Alberto De Agostini: explorador salesiano de los territorios magallánicos” -vigente hasta este mes en Centro Cultural Palacio La Moneda- es la relación, conexión o recepción que manifiestan las comunidades primitivas frente al lente de la cámara del religioso italiano y cómo en ello reconocemos la concreción del concepto de animalidad o estado precultural al que apelaba el antropólogo Bronislaw Malinowski [1].
Afirmamos esto porque el ejercicio de De Agostini sitúa al otro, per se, en un comportamiento irreflexivo. En efecto, los indígenas no reparan en el hecho que una cámara fotográfica los fotografía. Probablemente tampoco se percatan de que sus imágenes se convertirán en material de trabajo de la Congregación Salesiana o que sus retratos se someterán al procesamiento cultural urbano. Se entregan, entonces, a una actividad que se hace por sí misma, sin atender en sus consecuencias. En la fotografía de los indígenas alacalufes en su canoa queda esto más al descubierto: algunos de ellos miran al aparato cual inofensivo y peculiar “juguete”.
Posar para la cámara improvisadamente corresponde, en efecto, a un fenómeno circunstancial, que bien ubica Humberto Maturana no dentro de los márgenes de la conciencia humana, sino de un operar animal. “Entendemos por conciencia el darse cuenta reflexivo del darse cuenta, que nosotros los seres humanos podemos vivir como seres que existen en el lenguaje (…) Así, si llamásemos conciencia al operar animal sin requerimientos de indicios de un darse cuenta reflexivo, podríamos afirmar que todo animal opera consciente de su espacio relacional interno y externo. Yo prefiero no hacerlo” [2].
Ahora bien, reconocemos que las fotografías en buena parte refuerzan el sentido que Malinowski le asigna a la construcción del otro por la diversidad. De tal manera que observamos la existencia, ya no de hábitos, sino de costumbres entendidas como “comportamientos culturales” o “actividades permanentes y estables”[3] que fueron complejizándose desde que los selknam llegaron a “territorio fueguino antes que se constituyera en isla hace aproximadamente unos 10 mil años”[4].
En la fotografía, por ejemplo, de dos mujeres selknam trasladando agua en bolsas, se percibe una práctica sistemática en un rango de tiempo. Lo mismo cuando aparecen dos hombres con sus arpones de caza. Estas labores responden no a atributos en gradaciones menores, sino a la existencia de instituciones que cumplen funciones, a saber, la satisfacción de necesidades básicas. Principios institucionales basados en la organización de grupos cooperativos, empleo de equipamiento material -cestos de junco, bolsas de cuero, arpones- y desarrollo de conocimientos, de un sentido de valor y de la moral [5].

Sin ir más lejos, las últimas fotografías citadas ilustrando actividades o medios para la satisfacción de necesidades, evidencian el cumplimiento, en un orden distinto, de funciones con una cierta especialización y diferenciación. En las instantáneas aquilatamos que si conseguir comida era tarea de los varones cuya excelencia en el uso del arco y la flecha se hizo proverbial, cuidar la casa y coger mariscos si el hambre obligaba a hacerlo era la de las mujeres [6]. Así las cosas, la exposición contribuye sustancialmente a la construcción de sentido en el mundo ajeno de las categorías de nuestra sociedad.

Referencias:
[1] [3] [5] BOIVIN, Mauricio et al. (2004) Constructores de Otredad. Una introducción a la antropología social y cultural. Buenos Aires: Editorial Antropofagia. Cap. 2.
[2]Maturana, Humberto (1997) La Objetividad: Un argumento para obligar Santiago: Dolmen ediciones p. 142-143
[4] [6] Wikipedia






jueves, 21 de abril de 2011

Expresiones captadas y por captar: construcción de "los otros"

Tercer informe, exposición fotográfica.
Por Nicole Leiva A.

Onas, tehuelches, yaganes… Culturas tan ajenas, tan lejanas, tan diferentes… Sin embargo, De Agostini, el religioso salesiano, deja plasmado en cientos de fotografías y decenas de libros la cercanía y similitud que tienen estas personas con nosotros mismos, en pleno siglo XXI. La exposición fotográfica, que tiene lugar en el Centro Cultural Palacio La Moneda, es de una sensibilidad y asertividad impresionantes.


En la fotografía de la izquierda podemos ver a dos hombres yaganes, que se encuentran preparados para una batalla. Los utensilios que sostienen, y la pintura en sus caras nos pueden llevar a tal deducción.  Sin embargo, existe algo aún más característico en la fotografía que nos otorga la información necesaria para conocer los estados de ánimo de estos sujetos: sus expresiones faciales. Claramente no están expresando alegría, sino todo lo contrario. El ceño fruncido y la seriedad de sus labios nos dicen que estos hombres indígenas están enojados, alertas y expectantes ante cualquier señal. Además, la forma en que sostienen sus armas denota rudeza, están preparados y dispuestos a luchar.
Podemos asegurar entonces que estos hombres pertenecen a una cultura propiamente tal, ya que se encuentran organizados, y sus indumentarias, utensilios y maquillaje responden a una necesidad concreta: la defensa. Según Malinowski la cultura es un aparato material, humano y espiritual, por el cual el hombre supera los concretos y específicos problemas de la vida. Además, el autor señala que la organización estable (costumbres) es indispensable en toda cultura (Constructores de Otredad, capítulo 2, "La Construcción del otro por la Diversidad"). 
                                                                                  
 En esta segunda fotografía podemos observar a dos jóvenes mujeres selknam que se encuentran en busca de agua. Utilizan vestimentas parecidas (hechas con piel de guanaco), y manifiestan tranquilidad en sus expresiones faciales. Podemos, además, distinguir un gran parecido entre las facciones de estas mujeres y las de la "típica" mujer chilena.
La cultura selknam era patrilineal, lo que significa que eran los hombres quienes decidían y organizaban todo.  Las mujeres estaban encargadas de las labores domésticas, y los hombres se encargaban de la caza y construcción de armas. Pese a lo anterior las mujeres contaban con cierta participación en los ritos de iniciación de los jóvenes, en los cuales eran asustadas, intencionalmente, por los hombres mayores de los clanes, con el fin de que las madres de aquellos jóvenes temieran por el bienestar de sus hijos.
Creo que lo último es un elemento importante a mencionar al momento de hablar de la participación y roles que cumplen hombres y mujeres selknam dentro de sus clanes, y que la página de wikipedia trata muy ligeramente. Es por esto que quiero establecer una comparación entre esta dos fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Selknam
            http://www.profesorgermanpassi.es.tl/Los-Selk-h-nam.htm





miércoles, 13 de abril de 2011

"La Guerra del Fuego": al abordaje de la prehistoria

Segundo informe, documental.
Por Piero Saavedra
“[En junio del año pasado] en el auditorio de TVN, el profesor de guión Robert McKee habló de cómo contar historias, pero también de la historia. Un asistente le preguntó por los problemas que respecto del verismo plantea el cine histórico. Sin piedad, el estadounidense dijo que al que le interese la historia, que se vaya a leer. Que al cine tiene que importarle el espectador del presente y que ese espectador no entenderá un rábano si el cineasta encara el relato mostrando cómo la gente hablaba realmente en el s. XVIII, la música que realmente se escuchaba, etc.” [1]
Leyendo parte de esta columna del crítico de cine Pablo Marín, vemos cómo algunos han sugerido la presencia de una barrera entre el campo del quehacer de los historiadores y el de los cineastas. Agrega el periodista que si el oficio de los primeros supone elaborar abstracciones y secuenciarlas, rebatir y criticar, además de organizar narrativamente, su espacio es el de la palabra escrita. En contraste, a los cineastas habría que dejarles sus películas, que mitifican hechos y personajes, hasta dejarlos irreconocibles a los ojos de los saben. Para efectos de este análisis, la línea bien podría entenderse como divisoria entre antropólogos y cineastas.
Con su cinta “La Guerra del Fuego”, lo que hace el director Jean Jacques Annaud -asesorado por cientistas sociales- es precisamente aceptar el desafío de romper el muro y reivindicar al celuloide como medio para reconstruir empáticamente el pasado. El francés crea una obra de interés científico y convierte al espectador en “prisionero de la historia”. O para ser más exacto, de la prehistoria.
Basada en la novela homónima del escritor J. H. Rosny, “La Guerra del Fuego” se sitúa cronológicamente 80.000 años atrás, cuando la tribu de los Ulam sufre el ataque de otro grupo. Declarado el conflicto, abandona la cueva en la que habitaba, pierde el control del fuego y se ve obligada a conseguirlo en otro sitio. Entonces, el veterano de la tribu asigna a tres de sus integrantes (Noah, Amoukar y Gaw) la misión de encontrarlo y traerlo de vuelta. En su periplo, convergerán con los Ivaka, grupo que les proporcionará lo que buscaban, pero con valor agregado.
Aquí es preciso decir que la situación cultural de los Ulam distaba por lejos de ser de ausencia total, puesto que percibimos que ya habían logrado alcanzar un cierto nivel de acopio y de evolución. Por de pronto, la tribu usaba un determinado ropaje, había elaborado un adminículo para proteger el fuego, concebía cierta noción de jerarquía social. En definitiva, dicho clan generaba “fenómeno social”, vale decir, “una convivencia constituida en la operacionalidad de la aceptación mutua” [2]. Por eso, al contrario de lo que pudiera inferirse, el amor –como emoción que funda lo social- se manifiesta bastante antes de que veamos en escena la cándida relación entre Naoh e Ika.
Adicionalmente, en el filme queda en evidencia la coexistencia de tribus en diferentes estadios de evolución biológica y progreso cultural. Pero la dirección se interesa en lo segundo. La cinta pone énfasis en la reacción de los Ulam cuando notan la existencia de antropófagos o cuando observan por primera vez singulares viviendas. Entonces que nadie se confunda: estamos contemplando la heterogeneización de las culturas a partir de su transcurrir por los diferentes escalas de progreso [3].
Frente a la verificación de que, en un mismo rango temporal, hubo tribus con mayor progreso cultural que otras, el desarrollo “La Guerra…” registra el aprendizaje de los Ulam, a través del rol de Naoh y sus acompañantes. Estos últimos aprenden a reírse, a entenderse con los mamuts, a usar efectivas armas y al final, metafóricamente, ganan la batalla del fuego. ¿Cómo llegan al objetivo? Creándolo.
“La Guerra del Fuego” nos plantea la siguiente tesis: el proceso de hominización no consistió en un proceso de transformación únicamente biológico. Nos dice que las lógicas de cambio encuentran mejor su explicación en los logros y conquistas culturales. Y pese a todas sus simplificaciones, no deja ser un filme entrañable e inspiradísimo. Hay que verlo.
Referencias:
-[1]Marín, Pablo (2010) Al abordaje de la historia en http://latercera.com/contenido/1453_265742_9.shtml
-[2]Maturana, Humberto (1990) Emociones y Lenguaje en Educación y Política Santiago: Dolmen ediciones
-[3]BOIVIN, Mauricio et al. (2004) Constructores de Otredad. Una introducción a la antropología social y cultural. Buenos Aires: Editorial Antropofagia. Cap. 1.

miércoles, 30 de marzo de 2011

¿Por qué antropología de mujer?

Presentación.
Mujer en libertad, fuente: http://julymex.blogspot.com
La posibilidad de estudiar a "la mujer" como sujeto partícipe de una sociedad y de una cultura se torna muy interesante si nos detenemos a pensar en la historia que "la mujer", como género, tiene para contarnos.
Durante siglos la figura de "la mujer" fue vista como algo débil, sin muchos derechos y completamente sometida a la voluntad del hombre. Sin embargo, hace algunas décadas esto ha venido cambiando notablemente, hasta llegar a nuestros días. En la actualidad la mujer ha conseguido tener casi los mismos derechos que los hombres, en el ámbito laboral ha logrado grandes avances, incluso en nuestro país hemos tenido a una mujer al mando del gobierno.
Estos cambios se han debido, en gran medida,  a las variaciones y transformaciones que las sociedades han experimentado. Una cierta "evolución" en las culturas, más la perseverancia y constancia de las mujeres han permitido el notable posicionamiento de estas en la sociedad.
Estudiar estos cambios, y analizar desde una perspectiva antropológica a la mujer de hoy en diversos escenarios será nuestro trabajo durante este primer semestre del 2011.